La sorprendente experiencia de enseñar

Hace poco más de cuatro meses, estaba yo trabajando en el despacho una mañana cuando recibí una llamada por teléfono. Era una chica joven, que se presentó y me explicó que estaba estudiando un Grado Superior en Vestuario a Medida y para Espectáculos, que tenía que realizar sus prácticas en una empresa y que le gustaría hacerlas conmigo.

¡Wow! ¿En serio, conmigo?

Pues dicho y hecho, Laura ha estado haciendo sus prácticas en mi taller y, ahora que acaba de terminar, puedo hacer balance de lo que esta experiencia ha significado para mi y lo que me ha aportado. Y lo que ha ocurrido es que, enseñándole a ella sobre costura, corte, patronaje y otros, pues resulta que yo he aprendido un montón más.

¿Te lo cuento?

Cosas que he aprendido

Ensenyar3

1. A darme cuenta de en qué punto estoy del camino y a ponerlo en valor

Ya son unos años de trayectoria, pero siempre estoy mirando hacia delante, a aquello que quiero conseguir o ser y cuando miro hacia atrás veo principalmente todo aquello que quiero dejar de hacer o ser (o sea, los errores y los fallos). Y enseñando lo que sé he tenido mucho más presente que cada error supuso un aprendizaje y que todos ellos juntos son todos los pasos que he ido dando en este mi camino profesional, los pasos que me han llevado al punto donde estoy ahora.

Creo que esto nos pasa a muchos: en general, nos paramos poco a celebrar. Y es necesario. Porque te da otra energía y otra seguridad.

Claro que quieres seguir caminando hacia aquello que quieres. El aprendizaje y el cambio no para y todos necesitamos nuevos objetivos que nos motiven a seguir creciendo. Pero es sobre lo que ya has afianzado, aprendido e incorporado que vas a seguir construyendo, como un coral que crece sobre su estructura actual. Sin estar donde estas ahora, no podrías dar el paso siguiente, estaría demasiado lejos.

Al mismo tiempo, una siempre mira a «los grandes» y perdemos de vista que lo que haces desde tu mundo «pequeño» tiene su propio atractivo y encanto.

Laura me contó que las empresas habituales en las que en su escuela hacían las prácticas (grandes empresas de confección de vestidos de novia, fiesta o corsetería) no le motivaban, pero que seguía mi trabajo y le gustaban mis diseños y que por esa razón prefería hacerlas conmigo.

Ella estaba viendo dónde estoy ahora y le gustaba. Alucinante y toda una revelación.

Ensenyar1

2. Que sé bastante más de lo que creo saber

Y no sólo es que le gustara tal y como mi empresa es ahora, es que desde este punto en el que ahora estoy tengo muchísimo que enseñarle. Laura ya había cursado un año de diferentes asignaturas: patronaje, costura a mano y a máquina, materiales… pero en el mundo real, tenía que aprenderlo todo, desde el principio.

Y claro, lo que pasa cuando llevas unos cuantos años de profesión es que tu nivel de normalidad está donde tú estás ahora, y no te das cuenta de que todos esos conocimientos que das por sentados son conocimientos que tienes y que adquiriste en algún momento (y por tanto, hubo un tiempo en que no los tenías).

3. A ordenar mis conocimientos

Para enseñar lo que sabes, ¡primero tienes que ordenarlo! Te obliga a ordenar tus conocimientos en una estructura lógica, un «recorrido curricular» que tenga sentido. Una vez hecho, ya puedes explicarlo.

Gracias a enseñarle a Laura he ordenado mis propios procesos de producción. Poner luz sobre ellos me ha ayudado a replantearme muchas cosas, cambiarlas y mejorarlas. Es algo que ya hacía, pero ahora lo he hecho  a un ritmo 10 veces mayor.

4. A estar a la altura

Enseñar a otro te obliga a estar a la altura: tienes que buscar la manera de que esa persona aprenda lo máximo posible, de la forma más eficaz posible y que la experiencia le llene y le ayude en su propio camino profesional. Buscando estos resultados te haces muchas preguntas, preguntas muy interesantes sobre métodos pedagógicos y gestión del talento.

Ensenyar6

5. Que no todo el aprendizaje es sobre conocimientos técnicos: el mindset va primero

Cada uno tenemos nuestras propias formas de ponernos palos en las ruedas. Hay un componente esencial en nuestro camino al éxito que es la actitud. Cómo nos tomamos las cosas, cómo nos hablamos a nosotros mismos. Hábitos mentales que tenemos muy arraigados y que nos impiden brillar todo lo que deberíamos.

En cada uno tienen más fuerza unos u otros: hay quien es perfeccionista y nunca está satisfecho con sus resultados, hay quien tiene miedo a no poder o no saber y eso le bloquea, hay quien no avanza cada vez que tienen que elegir porque la duda le frena.

Es esencial trabajar estos bloqueos porque sin superarlos los conocimientos técnicos no tienen cómo llegar. Y hacerlo con grandes dosis de asertividad, paciencia, creatividad y cariño. Además, como todos caemos en mayor o menos medida en alguno de estos hábitos mentales, trabajarlos en otras personas nos ayuda a mejorarlos también en nosotros mismos. Es un win-win. 😉

En este punto me ha ayudado mucho estarme formando en el Método de gestión del cambio de Gloria Méndez.

Cuando llegó, Laura tenía muchas inseguridades, siempre tendía a creer que no podría o no sabría hacerlo. Tendríais que verla ahora: ¡se atreve con lo que le echen!

Ensenyar4

6. La importancia de trabajar desde el talento

Soy una firme defensora de que enfocar tu carrera profesional en base a tu talento es lo que te permitirá realizarte, llegar a ser excelente y además beneficiar al mundo con ello. Lo que ocurre es que las «oportunidades» se cruzan en nuestro camino y no nos damos cuenta de que el camino hacia una vida profesional carente de felicidad muchas veces viene disfrazada de «la oferta de trabajo que te permite pagar el alquiler».

Por eso, un momento ideal para conocer cuál es tu talento y empezar a cultivarlo (y no cultivar cualquier otra cosa que no lo sea) es cuando estás realizando tus estudios profesionales. Es un exclente momento para observarte y darte cuenta de qué tipo de procesos te emocionan  y te hacen vibrar: ¿es creando? ¿es organizando? ¿es cuidando? ¿es el mundo de las ideas y lo abstracto? ¿es ayudando a los demás? ¿es solucionando cosas?

Casi todos los talentos tienen cabida en un taller de confección de vestuario a medida y para mi es importante  descubrir exactamente cuál es el de mis aprendices. Es decir, no quiero solamente transmitirle a Laura conocimientos técnicos que la preparen en mi ámbito laboral, quiero que, globalmente, la experiencia de aprender conmigo la acerque a conocer y perseguir una carrera laboral más gratificante y feliz porque está en sintonía con su talento.

Ensenyar7

Qué voy a hacer con todo este aprendizaje

Toda esta experiencia ha abierto en mi la caja de Pandora. ¡Cuán maravilloso es porder tomar parte de la formación de otra persona y ayudarle en su camino hacia a realización! Es absolutamente fantástico y debo decir que me he enganchado. Si eres profesora, madre o jefa, pensarás que he descubierto la sopa de ajo. ¡Y así ha sido!

Además, enseñando a Laura he entendido por fin por qué, durante tantos años, las cosedoras que he contratado no estaban a la altura: porque realmente, lo que yo hago es un método propio de costura. Un método con conceptos y normas que para mi son normales y que me permiten obtener un resultado excelente pero que no todo el mundo conoce.

De momento, la próxima semana empieza sus prácticas conmigo mi siguiente aprendiz y estoy deseando que llegue.

Pero además, he pensado en abrir una escuela de costura online. Me ilusiona muchísimo y creo que puede ser muy beneficioso para mucha gente. Y sí, es un proyecto ciertamente grande, pero aún tengo vida por delante, ¿verdad?

En fin: ayudar a otros a recorrer un camino que tú ya has hecho es para mi una de las experiencias más gratificantes  y enriquecedoras.

Y tú, ¿qué valoras más de tus años de formación? ¿Estás aún ahí?

Laura