Cómo vestir mejor sin gastar más

¿Parece un misterio, verdad? Pues no lo es. 😉

Hace tiempo conté esta historia en el sitio web anterior, pero como todo eso se perdió (y seguro que ahora cuento historias mejor) me he decidido a explicarte esto de nuevo porque creo que te será muy útil.

Érase una vez una chica que vivía en un piso minúsculo y tenía la ropa de la temporada colgada de un perchero (lo que se conoce por un burro), así, a mano, y el resto de su ropa guardada en cajones y en armarios de más difícil acceso.

Hasta aquí todo normal.

Y un día que estaba haciendo el cambio de ropa de la temporada que se iba por la que entraba, se dio cuenta de una cosa que la dejó pasmada:  «Marededéusenyor! De metro ochenta de perchero, me he puesto sólo la ropa del primer palmo. ¿En serio? ¡Si es mi ropa, yo la elegí!»

Ante tan extraño descubrimiento, decidió mirar un poco más de cerca toda esa ropa que no se había puesto. Y al ir revisando prenda por prenda, se fue dando cuenta de algo que todas esas prendas tenían en común: eran, llamémoslo por su nombre, cutres.

Sí, amigos. Yo tenía un perchero con metro y medio de ropa cutre y que no me ponía, precisamente porque era cutre. Prendas que había ido comprando podo a poco, de una en una, casi siempre por impulso y siempre autoimponiéndome un tope máximo de dinero que podía gastar. O sea, iba « a ver si veo algo mono» pero «no me voy a gastar más de x«. Y of course, siempre encontraba algo mono (y barato) y me lo compraba.

We ship worldwide

Hay que reconocer que la sensación de comprarte algo nuevo es chula, ¿verdad? Te vas para casa con tu bolsa toda estupenda, sintiéndote satisfecha y renovada con tu nueva compra. Llegas, le quitas la etiqueta y la cuelgas en el armario. Y ahí se queda, por los siglos de los siglos. Con suerte, igual te lo pones un par de veces. Y muchas veces ni eso.

¿Por qué hacemos esto? ¿Qué narices nos pasa? Yo he llegado a la conclusión de que hacemos esto por dos razones:

1. Porque buscamos esa sensación de cambio y renovación que da comprar algo. Va con el hecho de comprar «algo nuevo». Es el «nuevo» lo que buscamos en realidad.

2. Porque nos creemos más pobres de lo que somos en realidad. Yes. ¡Que sí! Párate a pensar por un momento: cuánto dinero te has gastado en el último año en cosas que luego ni fu ni fa? En serio: haz una suma rápida por encima y fliparás. UN MONTÓN de dinero. Dinero que simplemente con distribuírlo de otra manera te hubiera permitido comprar cosas mejores. Menos cantidad de cosas, pero mejores.

¿Ves por dónde voy? ¿Para qué quieres llenar tu armario de ropa que luego no te pones? Quizá es que no la necesitas, porque a efectos prácticos es como si no la tuvieras.

Te propongo un cambio

Te propongo cambiar cantidad por calidad. O sea, redistribuir tu presupuesto en compras de manera que entren en tu armario prendas mejores.

Por supuesto, habrá menos. Pero te harán sentir mucho mejor. Las llevarás más a gusto, te las pondrás más y causarás una mejor sensación en los demás. Al fin y al cabo, es mucho mejor ponerse la etiqueta de «esto es calidad» que la de «esto es barato». (Pssst! más sobre esto en el artículo «mueve tus etiquetas al siguiente nivel«.)

Y si quieres una vuelta de tuerca más, te invito a que, cuando tengas ganas de comprarte «algo nuevo», te preguntes exactamente de dónde te nacen esas ganas de cambio, qué parte de tu vida sientes ganas de cambiar. De qué aspecto de tu vida viene esa llamada por tener «algo nuevo». Y que una vez lo localices te pongas, sin prisa pero sin pausa (y con mucho cariño) a cambiarlo. Seguro que eso te dará una satisfacción mucho más sólida y duradera que comprar un objeto nuevo.

¿Cómo funcionas tú a la hora de comprar cosas (sean ropa o no)? Déjame un comentario, me encantará leerte.