Lo que tú ves, importa

… Tanto como lo que ven sólo los demás

Hoy quiero hablarte de un tema en el que no solemos caer. Si me sigues en Instagram sabrás que últimamente estoy un poco revolucionada y experimentando con las estructuras interiores de mis vestidos, es decir: la parte del vestido que no se ve desde fuera. Es un tema súper interesante porque, aunque la parte de dentro no se ve desde fuera, también es lo que hace que la prenda quede y siente bien (o mal). O parafraseando a los yogures Activia «lo que haces por dentro se nota por fuera». 😀

Y como estoy dándole vueltas a esa estructura interior, pues resulta que los acabados que venía dando a mis vestidos hasta ahora y que antes me parecían bien, ahora me chirrían. Y tenía que cambiarlos.

Así eran antes:

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Y así son ahora:

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Como ves, ahora la cintura está mucho mejor pulida que antes y hay unas tiras para colgar tu vestido cómodamente. Y la etiqueta (que no se ve en las fotos, sorry) también queda más bonita en una nueva ubicación y forma de ser cosida.

¿No está mucho mejor? ¿Da otra sensación, verdad?

Pero el tema de todo esto es que, haciendo este vestido, recreándome en dejar el interior bonito, cuidado, perfecto, disfrutando viendo el resultado tan bonito, tan pulcro… me he dado cuenta de algo mucho más importante:

>> Y es que el interior del vestido, esa parte privada que sólo ves tú, debe ser tan bonita y estar tan bien hecha como el exterior. Cuidar esa parte, mimarla… es mimarte a ti. El interior es mi mensaje de cariño hacia ti, para que lo sientas hacia ti misma cuando te lo pongas. Para que sientas que sí, que esto es lo que tú mereces, lo que va contigo, el estándar de calidad que encaja con tu persona.

Es la emoción de tener (y de vestir) algo, tan bonito también por dentro, que es un premio y una celebración de quien tú eres. Y eso, my dear, es importante.

Que pases un maravilloso día,

Maria